Y ahora que sabes servirlo ¿qué copa elegir?

Cada vino tiene diferentes aspectos a potenciar y cada copa tiene diferentes ventajas para potenciar esos aspectos. Todas las copas tienen en común que se cierran en la boca para concentrar los aromas en la superficie y cerca de nuestra nariz.

Espumosos

La copa debe ser alargada para apreciar la burbuja, fina y de ascensión lenta.

Blancos tranquilos

Generalmente jóvenes, tendrán aromas primarios florales y frutales, y menos complejidad. El vino no necesita abrirse tanto, sino que estos aromas son más superficiales.

Vino rosado

Es algo intermedio entre un blanco y un tinto, en cuanto a la complejidad y diversidad de aromas. Por lo tanto, la copa y la cantidad que se sirve también son algo intermedio.

Vino tinto

Los vinos tintos pueden ir desde jóvenes (aspectos aromáticos más parecidos a los de un blanco) hasta grandes reservas. La copa será más ancha cuanto más edad tenga el vino a catar.

Vino dulce

La cantidad de vino es la misma pero de forma mucho más concentrada, para potenciar el aroma de estos vinos, que ya de por sí se ve incrementado en su intensidad por tener una cantidad de azúcar mayor.